Se Alza el Vuelo

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Detener la marcha, solo para que cálidos dedos calmen el compás del agitado corazón de esta alma, más soñadora que indecisa. Perdonarse a sí mismo es consagrar la directriz de un sendero con norte seguro, el mismo que está descrito en aquel mapa que, al parecer, he olvidado de forma deliberada; el mismo que no tiene atajos ni pistas rápidas.

El centro desarticulado rueda descontrolado, sin mayor compromiso que el de perderse. Ecos pretéritos interrumpen la niebla para dejar en evidencia los propósitos.

El desierto vuelve a tierra fértil. Las extremidades se consolidan en el cielo blanco donde el cuerpo pierde su forma de manera gentil. El viento golpea bajo alas incineradas que han aprendido nuevamente a alzar el vuelo... a su paso desprenden carbón, pero aún no se cansan de volar.

Que los fragmentos de ceniza caigan, opongan esa escasa resistencia y traten de llegar a mis alturas... pocas veces se me ha visto más seguro.