Una mueca que genera arcadas, una risa superflua que da asco, un aspecto plástico que se siente peor que el excremento, una inconsecuencia que fatiga... es la prosodia que envuelve a tu rostro y te transforma en un concepto vomitivo...
Tu mueca atónita no lo entiende... nunca has comprendido nada más allá de tus uñas perfectamente decoradas y sueños de espuma barata... nunca te diste el tiempo para dejar de ser un perfecto maniquí, y tiempo es lo que menos tengo...
Entre ceder o ser devastado, honestamente prefiero lo segundo...